jueves, 5 de marzo de 2009



Familia del Padre Ottorino
Guatemala



AMIGOS
en
DIACONÍA



Marzo 2009



“María se puso en camino hacia la montaña y llegó sin demora a una ciudad de Judá "(Lucas 1:39).


Seguimos dejándonos tomar de la mano por María en los Empeños de Vida de 2009, año del Capítulo. Ella nos conducirá con dulzura y decisión a imitar a Jesús sacerdote siervo viviendo su propia diaconía. “María se puso en camino hacia la montaña y llegó sin demora a una ciudad de Judá ", dice Lucas. Es la palabra de Dios que queremos vivir en este mes. Nos comprometemos a acompañar a María, paso a paso en su camino hacia la casa de Isabel. Ella lleva dentro un misterio que la supera, es la inefable Presencia de Dios que ha tenido lugar en su cuerpo y en su alma. Necesita comunicar ese misterio en el abrazo de un encuentro. Su prima la necesita en su próxima maternidad. Será un encuentro de comunión, de amistad, de alabanza y de reconocimiento de la presencia de Dios en su historia y en la de la humanidad.
María no piensa en sí misma, piensa en quien lleva en el vientre y con él piensa en los otros y se vuelve en mediadora de relaciones nuevas de amor, de unidad, de espíritu de servicio, de diaconía. Dice nuestro superior general Padre Luigi: "María y la atención a los hermanos: María es sierva de los hombres con un camino virginal de fe, de amor y de humildad. María actúa por la gracia de Cristo que nos enseña que el mejor uso de la libertad es la caridad, que tiene lugar en el don y el servicio".
En María el amor a Dios y a los hermanos se convirtió en un solo amor y ha tomado la delantera por sobre todas las cosas. Todo en ella es el fruto de la gracia, pero en ese caminar suyo “hacia la montaña” está contenido todo su compromiso de hacerse disponible a Dios. Su vida es una vida radicalmente cambiada por la irrupción de una Presencia. Pero la encontró preparada por un lento caminar diario hecho de escucha y oración. "Este amor entra en nosotros como resultado de un duro trabajo ", recuerda Don Ottorino (véase el texto a parte).
Es a la vez nuestro camino, el que queremos andar con alegría y temor, con humildad y decisión, hacia el encuentro con Dios y con el hermano y la hermana que nos necesitan. En María nos uniremos con los pobres y humildes de la tierra en el canto de acción de gracias y alabanza y en nuestro compromiso con un mundo renovado por el amor.



Sentirnos compañeros de viaje de María y con su ayuda recorrer,
con constancia y fidelidad, el diario caminar hacia el encuentro con Dios y nuestros hermanos/as.





Necesitamos una madre que nos enseñe a vivir por Jesús

Hijos míos, recuerden que ser santos implica una vida muy dura. Debemos ir contra la corriente, hay que ser “rebeldes al ambiente”. La dominante de nuestro corazón sea el amor a Dios y a los hermanos y el resto, por más bello y bueno, debe saltar inmediatamente al último lugar. Mientras no nos quitemos el egoísmo, mientras no haya interés por las cosas de Dios, un verdadero interés principal, por lo cual, en un determinado momento todo pase a un segundo plano, no estaremos enamorados de Dios. Para hacer ingresar en nosotros este amor, no crean que sea suficiente una palabra mágica: este amor entra en nosotros como resultado de un arduo trabajo. Debemos comprometernos con el padre espiritual y la oración. No podemos pretender de llegar a esta madurez espiritual, sin esfuerzo. En este duro trabajo, que dura muchos años, necesitamos la ayuda de la Virgen María.
(Padre Ottorino)

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