Familia del Padre Ottorino
Guatemala
AMIGOS
En la
DIACONÍA
Julio 09
Mientras tanto, María conservaba estas cosas
y las meditaba en su corazón (lc.2-19)
El nacimiento de Jesús había acontecido en un contexto que en la lógica humana poco convenía a la llegada del Hijo de Dios. María lo había dado a luz lejos de su casa, mientras estaba de viaje para cumplir con un deber burocrático. Sólo José estaba allí para vivir junto a ella en la fe las molestias y la alegría de ese evento. Nada dejaba transparentar la grandeza de lo que había acontecido de modo que alguien pudiese darse cuenta. Solamente algunos pobres pastores, que estaban allí en la cercanía, habían tenido ojos y corazón para ver una luz y dejarse llevar por el deseo de conocer aquel signo venido de lo alto, “un niño envuelto en pañales, que yace en un pesebre” (Lc 2,7). Es con ellos que María y José comparten la grandeza de ese misterio, frente al cual dice Lucas “Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón”. También nosotros, que como Familia del Padre Ottorino, estamos celebrando en este mes de julio nuestro VIII Capítulo, queremos vivir con el Empeño de Vida esta actitud de María de conservar y meditar en el corazón lo que Dios ha realizado y continúa realizando en nuestra historia familiar. Nos dice el Padre Luigi: “María aparece como el modelo de quien, dejándose guiar por el Espíritu Santo, acoge y conserva en el corazón – como una buena semilla – las palabras de la revelación, esforzándose por comprenderlas lo mejor posible para penetrar en las profundidades del misterio de Cristo”. Se trata para nosotros de vivir aquella dimensión de la contemplación de Jesús sacerdote siervo, sin la cual se entibia nuestra pasión por Dios y su Reino. Nunca podemos darla por supuesta porque debe ser alimentada en nosotros momento a momento como indispensable punto de referencia de todo lo que pensamos, sentimos, proyectamos, hacemos. La tentación de no tenerla en la debida cuenta es tremenda, nos dice el Padre Ottorino. Tampoco él estuvo exento de ello (ver texto a parte). También para nosotros hay siempre muchas cosas por hacer y se termina creyendo que las hacemos solos. Por el contrario hace falta saber mirar la lámpara del Santísimo y dejar que él obre en nosotros. Así fue para el Padre Ottorino y así es y será también para nosotros, su Familia. También este nuestro Capítulo será obra suya.
Guatemala
AMIGOS
En la
DIACONÍA
Julio 09
Mientras tanto, María conservaba estas cosas
y las meditaba en su corazón (lc.2-19)
El nacimiento de Jesús había acontecido en un contexto que en la lógica humana poco convenía a la llegada del Hijo de Dios. María lo había dado a luz lejos de su casa, mientras estaba de viaje para cumplir con un deber burocrático. Sólo José estaba allí para vivir junto a ella en la fe las molestias y la alegría de ese evento. Nada dejaba transparentar la grandeza de lo que había acontecido de modo que alguien pudiese darse cuenta. Solamente algunos pobres pastores, que estaban allí en la cercanía, habían tenido ojos y corazón para ver una luz y dejarse llevar por el deseo de conocer aquel signo venido de lo alto, “un niño envuelto en pañales, que yace en un pesebre” (Lc 2,7). Es con ellos que María y José comparten la grandeza de ese misterio, frente al cual dice Lucas “Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón”. También nosotros, que como Familia del Padre Ottorino, estamos celebrando en este mes de julio nuestro VIII Capítulo, queremos vivir con el Empeño de Vida esta actitud de María de conservar y meditar en el corazón lo que Dios ha realizado y continúa realizando en nuestra historia familiar. Nos dice el Padre Luigi: “María aparece como el modelo de quien, dejándose guiar por el Espíritu Santo, acoge y conserva en el corazón – como una buena semilla – las palabras de la revelación, esforzándose por comprenderlas lo mejor posible para penetrar en las profundidades del misterio de Cristo”. Se trata para nosotros de vivir aquella dimensión de la contemplación de Jesús sacerdote siervo, sin la cual se entibia nuestra pasión por Dios y su Reino. Nunca podemos darla por supuesta porque debe ser alimentada en nosotros momento a momento como indispensable punto de referencia de todo lo que pensamos, sentimos, proyectamos, hacemos. La tentación de no tenerla en la debida cuenta es tremenda, nos dice el Padre Ottorino. Tampoco él estuvo exento de ello (ver texto a parte). También para nosotros hay siempre muchas cosas por hacer y se termina creyendo que las hacemos solos. Por el contrario hace falta saber mirar la lámpara del Santísimo y dejar que él obre en nosotros. Así fue para el Padre Ottorino y así es y será también para nosotros, su Familia. También este nuestro Capítulo será obra suya.
LA PALABRA DEL PADRE OTTORINO
La Virgen maestra de espíritu
María, mediadora de las gracias, la que nos lleva a Jesús, que nos lleva al altar, que nos enseña a amar al Señor, que nos enseña a cumplir la voluntad del Señor. Un peligro para todos, en nuestros días, es el de trabajar sólo de forma “horizontal”: es una tentación tremenda. No les escondo que, al inicio de mi sacerdocio, ésta ha sido para mí una tentación tremenda porque uno veía muchas cosas por hacer y terminaba creyendo que las hacía solo. Por el contrario hace falta mirar la lámpara del Santísimo y decir: “Somos dos y yo soy enviado por él…”. Después de muchos años de sacerdocio me he convencido, queridos míos, que la obra apostólica es de Dios. La nuestra es una acción sobrenatural, una acción con Dios, una acción de Dios, toda de Dios. Es necesaria también nuestra acción, completamente nuestra, pero es siempre una acción de Dios.
(Padre Ottorino)
COMO VIVIR,ENTOSES,LA PALABRA DEL "Empeño de Vida" DE ESTE MES
Acompañar durante todo el tiempo del Capítulo a los representantes reunidos en Vicenza con tiempos Prolongados de oración frente al Santísimo, personalmente o en grupo.
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